Ah, Meg Ryan… Hace ya bastante tiempo que no se parece a la rubita chispeante de “Cuando Harry encontró a Sally”. Los labios hinchados, los pómulos abombados en bloque y la piel estirada son mucho más elocuentes que todas las veces que ha desmentido haber recurrido a la cirugía estética. En apariencia, al contrario que Kidman, a ella no le dan ningún miedo los efectos del botox en su talento como actriz… Aunque también hay que decir que su carrera está básicamente en punto muerto.